lunes, 24 de enero de 2011

OPERACIÓN O’BRIAN

¿Existe la novela perfecta? La respuesta, como cabe esperar, es no. No obstante, encontramos a lo largo de la historia grandes novelas, que por distintos motivos, se han acercado, o mejor dicho, han rozado dicho estado de perfección. No pretendo con esta anotación juzgar la calidad de las obras que han servido de canon en estos últimos siglos, sino, más bien, resaltar otras que, a mi modo de ver, suponen, lo que en definitiva, es para mi una novela perfecta. Al fin y al cabo, una novela no es más que una buena historia contada de la mejor manera posible. Con esta definición quiero hacer una reivindicación del estatus de "grandes novelas de la historia" a las que desde jóvenes nos han fascinado como las de Stevenson; Dumas; de Vigny; Galdós o R.J. Sender, y que han estado alejadas de los cánones impuestos por esa “cueva de dinosaurios de la critica literaria”. Critica que se ha decantado, a veces arbitrariamente y otras por intereses más o menos ocultos, por el otro tipo de novelas como El Ulises de Joyce o Foulkner. Y es que, sin menospreciar la obra de estos autores, parecía que no existía más literatura que la de estos últimos, olvidando que, como decía antes, sólo se trata de contar del mejor modo una buena historia. Escribir una buena obra es así de simple y así de complejo.


Dicho esto, les invito a redescubrir la figura de Patrick O’Brian y su serie de novelas sobre las aventuras de Jack Aubrey y Stephen Maturin. La historia se desarrolla a caballo de los siglos XVIII y  XIX. Desde el primer episodio de la saga titulado Capitán de Mar y Guerra (Master and Commander) en el  que Aubrey y Maturin se conocen en Puerto Mahón (entonces era inglés), hasta que Aubrey es ascendido a Almirante de la armada azul en el último episodio titulado Azul en la Mesana, de donde he tomado prestado el nombre para este blog. Aunque existe un último episodio sólo publicado en Inglaterra y EEUU que el autor dejó inconcluso tras su muerte en 2001, pero que no ha sido traducido al español todavía. Además, y para los que les interese, fue adaptada magistralmente al cine con el nombre de Master and Commander de la mano de Peter Weir, y en ella participaron Russell Crowe (J. Aubrey) y Paul Bettany (S. Maturin).


Maestro en el arte de narrar historias de toda la vida como se ha hecho toda la vida. Sin saltos en el tiempo; natural. Así, como si nada pasase, te va llevando hasta donde él quiere; te atrapa inexorablemente en la trama y uno se deja llevar y se deja fascinar por la vida en un buque de guerra. Por ese microcosmos donde todo tenía una función. A viajar por todo el mundo: pasar el cabo de Hornos y el de Buenaesperanza; viajar hasta Nueva Holanda o el Polo Sur. Luchar contra corsarios o ser uno de ellos. Todo esto aderezado por la aventuras paralelas y dentro del ámbito del espionaje del doctor Maturin.


En definitiva, la aventura, la emoción y las intrigas en los círculos del espionaje que tan bien conocía O'Brian, ya que había pertenecido a la inteligencia británica durante la Segunda Guerra Mundial, además de un gran sentido del humor ( He llegado a pasar varios minutos riendo a carcajadas con las caídas que tiene) son los signos predominantes a lo largo de las veinte entregas de la serie. Y todo eso contado de forma brillante, con una prosa soberbia. Como les digo: una gran historia contada de una forma irrepetible. Una novela perfecta.